Aunque en una cita con escorts Barcelona o prostitutas lujo Madrid predomina todo lo relacionado con
el sexo, también hay momentos para que el cliente pueda disfrutar de
otros servicios que le puede ofrecer la dama de compañía, como por
ejemplo son los masajes relajantes.
MASAJES CON ESCORTS
Cuando un hombre contacta con nuestra
agencia o con alguna de las escorts independientes con las que
colaboro, si lo que busca es una cita íntima (fuera de servicios de
acompañamiento a eventos, viajes, fiestas o celebraciones) lo
habitual es que busque una escort lujo que sepa darle el placer
sexual que está deseando experimentar. En citas de media hora todo
transcurre de una manera más rápida, es casi más un “aquí te
pillo aquí te mato” que una cita en sí (razón por la que algunas
prostitutas Madrid y escorts Barcelona solo aceptan citas de como
mínimo una hora). En cambio, cuando el tiempo contratado es de una
hora, hora y media, dos horas o más, es habitual que entren en juego
otro tipo de situaciones.
Y así es como suelen aparecer los
masajes en las citas con escorts Zaragoza o de cualquier otra ciudad.
Cuando yo ejercía como escort me gustaba intercalarlos entre la
primera y segunda relación sexual, o bien al final de la cita si es
que el cliente solo es de un disparo, que también los hay.
Yo creo que es el momento ideal para
ofrecer un masaje relajante. Después de haber tenido una relación
sexual y conseguido que el cliente alcance el orgasmo, se le ofrece
un masaje relajante, de cara a que pueda coger fuerzas de cara a una
segunda relación.
Cuando me preguntan, uno de los
consejos que doy a las escorts vips es que tengan cuidado con el tipo
de cremas o aceites que usan en los masajes. Hay que tener en cuenta
que muchos de los clientes están casados o tienen pareja, por lo que
se pueden meter en un lío si llegan a casa oliendo a una crema que
no hay en su hogar. Por ello, es recomendable usar cremas con poco o
ningún olor, que sirvan solo para que el masaje pueda ser fluido
entre las manos de la escort y el cuerpo del cliente.
Y otro consejo que suelo dar a quien me
quiere escuchar versa sobre el tiempo del masaje. Si lo prolongamos
durante demasiado tiempo, el cliente puede llegar a creer que lo que
queremos es no tener una segunda relación, por lo que puede llegar a
sentirse molesto. Por ello, a mí me gustaba darlo durante unos
minutos, atenta siempre al reloj para que no se hiciera demasiado
tarde.
Y por supuesto, tampoco es bueno ser
demasiado buena dando masajes relajantes, ya que el hombre puede
terminar quedándose dormido o no ser capaz de tener una erección
tras el masaje, por lo que se puede ir con un cierto sabor agridulce.
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